Pues sí amigos, el titular es verídico. Una vez más, se demuestra que el hombre es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedras. Después de que hace una semana, saltara la noticia de que un hombre había sido despedido de su trabajo tras ser pillado in-fraganti teniendo relaciones sexuales con una aspiradora, esta semana, increíblemente (pero cierto) ha vuelto a pasar. Por lo menos esta vez, el personaje en cuestión no decidió interactuar con un ser inanimado…
Zoran Nikolovic, un hombre serbio de 35 años, tras años de insatisfacciones sexuales por sufrir eyaculación precoz, tuvo la «feliz» idea y decisión de solucionar su problema para así poder darle una sorpresa a su novia. Hasta aquí bien y comprensible. Pero el cerebro humano es algo imprevisible, y por ello, Zoran decidió que le daba verguenza acudir a un médico a exponer su problema, por lo que siguió al pie de la letra el consejo de un curandero que le garantizó que si tenía relaciones sexuales con un erizo su problema desaparecería, todo ello prometiéndole éxito y confidencialidad. Desde aquí estamos seguros de lo de la confidencialidad, todavía no se lo habrá podido contar a nadie porque aún se estará riendo de este personaje que, aún aparentemente en su sano juicio (lo que después de esto dudamos), pudo tomarse su consejo a rajatabla (nunca mejor dicho…).
«Me daba tanta vergüenza ir a una clínica normal a discutir mis problemas sexuales que estaba dispuesto a cualquier cosa», comenta el gigoló de erizos en declaraciones al diario británico The Sun. En fin, otra cosa no, pero desesperado el pobre hombre debía estar porque sino es increible que cuando el curandero le dio las instrucciones para la curación «mágica», recordemos, tener sexo con un erizo (perdon por repetirlo, pero cuesta creerlo…), obedeciera sin rechistar.
Los médicos no daban crédito a lo que veían. Tuvieron que intervenirle quirurgicamente porque su pene estaba totalmente destrozado. «Hemos realizado operaciones similares en otras ocasiones, pero sólo con pacientes que habían sufrido accidentes, pero nunca vimos algo así, y dudo que lo volvamos a ver», dijo uno de los doctores. Aquí debemos hacer un paréntesis para comentar un aspecto de la noticia y preguntarnos: ¿si dolía desde el principio (que seguramente sí, y no poco), por qué siguió? Sólo cabe pensar el nivel de desesperación del pobre hombre, por hacer feliz a su novia. Efectivamente, lo hizo por amor. Es raro, pero amor al fin y al cabo.
Pero tras está catástrofe corporal, la mayor preocupación de Nikolovic no es su maltrecho miembro, sino que pensará ahora su novia de el: «Dios sabe qué pensará de mi: no sé si me dejará por pensar que soy un pervertido o por haber sido tan idiota», comentó. Por lo menos el tipo es consciente de su situación y de su inconsciencia…
Pero en esta historia todavía no hemos hablado el otro 50% de esta historia, el pobre erizo utilizado como «curación». Al menos esta parte si es positiva, y el animalito está «aparentemente en perfecto estado; el único perjudicado del encuentro fue el paciente», bromeó un portavoz del hospital. Lo que se debienron reír los médicos miestras le operaban viendo el panorama…
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